Los AOVE ofrecen ácidos grasos monoinsaturados de tipo omega 3, mucho más beneficiosos para la salud que los de otras grasas como las saturadas o las trans, las menos saludables de todas. Así, el ácido oleico de los virgen extra ayudaría a prevenir el colesterol y a cuidar la salud del corazón, lo que hace muy recomendable su presencia en nuestra dieta diaria. Descubre en este artículo por qué debes elegir el aceite de oliva en lugar de otras grasas.

Las grasas son nutrientes esenciales para que el organismo reciba la energía que precisa, cifrándose en aproximadamente el 30% el aporte energético que realizan los lípidos con respecto al total de nuestras necesidades diarias.

Además las grasas, que tienen la cualidad de ser insolubles en agua, proporcionan ácidos grasos fundamentales para la generación de hormonas y enzimas, al tiempo que también transportan abundantes vitaminas que ayudan a la realización de importantes funciones metabólicas.

Los ácidos grasos monoinsaturados de los aceites de oliva virgen extra.

Las grasas se encuentran tanto en alimentos de procedencia animal como vegetal, pero no todas son igual de saludables, ya que las saturadas, características de carnes, embutidos, la leche y los derivados lácteos resultan menos beneficiosas que las que podemos encontrar en los aceites de oliva virgen extra, ricos en ácidos grasos monoinsaturados.

Mientras que las más perjudiciales para la salud serían las grasas trans, que se obtienen mediante la añadidura de hidrógeno para conformar una grasa sólida que prolongue la durabilidad de los alimentos, siendo este procedimiento de hidrogenación muy utilizado para productos de comida rápida, snacks, bollería industrial, etc.

¿Por qué debo elegir el aceite de oliva en lugar de otras grasas?

Beneficios de los ácidos grasos monoinsaturados característicos de los AOVE.

La abundancia de ácidos grasos monoinsaturados de tipo omega 3 y otros componentes como los polifenoles antioxidantes hacen al AOVE saludable desde varias vertientes.

Así, las grasas monoinsaturadas reducen los niveles de colesterol total y particularmente los de lipoproteínas de baja densidad (LDL), lo que comúnmente se conoce como colesterol malo, que es el responsable de aumentar el riesgo de padecer problemas cardiovasculares.

Dentro de la familia de los lípidos insaturados tendríamos las grasas monoinsaturadas (las de los aceites de oliva virgen extra), y las grasas poliinsaturadas, que se hallan en varios pescados, ciertos frutos secos y aceites de girasol o soja. Ambas modalidades tienen efectos cardiosaludables aunque para estas últimas se recomienda un consumo más moderado.

Los estudios médicos y nutricionales tienden a valorar al ácido oleico del AOVE como una grasa dietética saludable, contraponiéndola a los ácidos grasos saturados y muy particularmente a las grasas trans, cuya ingesta diaria en cantidades en torno a los cinco gramos aumentaría un 25% el riesgo de infarto de acuerdo a la OMS.

De ahí que ante el peligro que suponen los ácidos grasos trans para la salud muchos países estén adoptando medidas sanitarias para limitar su consumo, destacando en este sentido Canadá que directamente prohibió este tipo de grasas en 2018.

El AOVE es rico tanto en ácidos grasos monoinsaturados como en antioxidantes.

El ácido oleico es el ácido graso monoinsaturado predominante en el aceite de oliva virgen extra, que también ofrece abundantes cantidades de vitaminas EA y D, así como polifenoles antioxidantes tan importantes como el oleocanthal.

¿Por qué debo elegir el aceite de oliva en lugar de otras grasas?

Por ello se atribuye a la grasa del AOVE unas propiedades muy beneficiosas en la regulación del colesterol y la prevención de la diabetes, la arteriosclerosis y la hipertensión arterial, siendo por tanto altamente cardiosaludable.

Incluso, existen estudios científicos que relacionan la menor esperanza de vida de los países del norte y centro de Europa con el predominio en su nutrición del aporte de grasa de procedencia animal, contrastando sus datos de longevidad con los mejores guarismos de los países europeos meridionales, que consumen una dieta mediterránea en la que prepondera la grasa de extracción vegetal, que proviene en gran parte de los aceites de oliva.

Además, los aceites de oliva virgen extra proporcionan mucha energía, ya que 100 gramos del alimento contiene casi 900 calorías, con la ventaja añadida de que por la modalidad de ácidos grasos monoinsaturados que tienen en su composición, engordan mucho menos que otros aceites, las grasas saturadas de los productos de origen animal y no digamos las grasas trans.

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