El cultivo del olivo puede que comenzara hace más de 6.000 años, en Oriente Medio. Existen varias creencias sobre sus orígenes: Persia, el valle del Nilo o el valle del Jordán. Sin embargo, la mayoría de historiadores asegura que procede de la antigua Mesopotamia, lugar desde el cual se habría expandido.

El olivo penetró y se expandió por toda Europa de Este a Oeste, existiendo plantaciones datadas de fechas arcaicas, en el Pronto, Mitileno y Armenia.

Los primeros documentos escritos sobre el aceite lo constituyen las tablillas minoicas, que forman una de las evidencias arqueológicas más importantes del aceite en la corte del rey Minos, relativo a la economía cretense, en el año 2.500 AC.

Arthur Evans supervisando las tareas de reconstrucción del palacio de Cnosos (Creta), origen del descubrimiento de la civilización minoica

Arthur Evans supervisando las tareas de reconstrucción del palacio de Cnosos (Creta), origen del descubrimiento de la civilización minoica

Egipto fue la primera civilización que trabajó la extracción del aceite por procedimientos mecánicos naturales, iguales a los que se basa la obtención actual. Hace más de 5.000 años, el aceite ya era empleado para iluminar los templos. También era frecuente la gerencia de baños con aceite perfumado, así como la exigencia para las momias, entre los años 980 y 715 AC, de llevar coronas fabricadas con ramas de olivo, puesto que se han hallado dichos ornamentos en las tumbas faraónicas.

egipto aceite

En Atenas, el olivo era el símbolo de la ciudad, así como su árbol sacro. Estaba protegido mediante leyes muy estrictas que condenaban al destierro y a la expropiación de bienes para quien removiese más de dos olivos.

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Acorde a la mitología, los dioses Palas Atenea y Poseidón lucharon para ser los guardadores de Atenas. Poseidón, con el golpe de su tridente, creó el caballo, mientras Palas Atenea hizo surgir el olivo de una lanza.

El olivo fue también emblema de paz, triunfo y vida. Se le veía como el árbol de la fertilidad, por lo que las mujeres, cuando deseaban quedarse encintas, yacían sobre sus hojas y bajo su sombra para dormir. La madera de olivo fue utilizada para tallar estatuas de deidades y cetros de monarcas.

Etimológicamente, el término griego “Elaia” originó el de “Olea” en latín, que luego derivaría en oliva, olivo, olive, oil, oleo.