La aceituna y la oliva han estado presentes en la dieta de los primeros europeos desde siempre. Por su parte, al aceite de oliva se lo relaciona desde tiempos inmemoriales con la belleza y con la salud. Junto con el pan y el vino, conforman la base de la dieta mediterránea.

Mirando hacia esta tradición milenaria del aceite como herramienta de salud, el experto británico John Wilkins, de la Universidad de Exeter (Reino Unido), ha publicado en la prestigiosa revista Journal of Ethnopharmacology un estudio enfocado al uso del aceite en la Antigua Grecia, estudio que destaca la buena salud de la época como resultado de la buena alimentación, y no como un regalo de los dioses (como creían los contemporáneos).

Dicho estudio detalla que Galeno de Pérgamo, junto con otros médicos hipocráticos, consideraba esenciales para la salud a las dietas equilibradas en nutrientes. Además, Galeno resaltaba la importancia de la farmacología y de la medicina preventiva como determinantes para la buena salud en tanto que, ante una enfermedad, descartaba la popular creencia de un castigo divino.

Si bien con el suceder de los siglos fueron sumándose a la dieta mediterránea otros ingredientes exóticos, el aceite de oliva, que se encuentra presente en ella desde los inicios, siempre ha sido tenido en cuenta por los médicos. Según el estudio, Galeno lo consideraba fundamental para el logro de un adecuado equilibrio de los humores corporales, estado que consideraban fundamental para la salud.

Otros alimentos como las frutas y los vegetales complementaban, junto al AOVE, las primeras y originales dietas griegas. Según las investigaciones de Wilkins, los médicos sugerían las comidas de sabores fuertes, ya que sostenían que los alimentos preparados de esta forma aportaban una mayor cantidad de nutrientes.

Sin embargo, como las comidas medicinales eran de escaso o pobre sabor, los especialistas recomendaban acentuar el gusto de las mismas incorporándoles pescado, o bien aromatizándolas con aceite de oliva, pimienta o jengibre. Por otra parte, desaconsejaban el consumo de azúcares y grasas.

Aún hoy, a más de dos mil años de la antigua civilización griega, el aceite de oliva -y el AOVE en especial, con su alto contenido de polifenoles– mantendría su importancia como medio preventivo del envejecimiento celular y de numerosas enfermedades degenerativas, cardiovasculares y biliares.

El texto difundido por John Wilkins concluye en que, según los antiguos médicos griegos, la principal diferencia o el límite entre alimento y medicina se encuentra en la potencia nutricia con que las comidas han sido preparadas. Además, los mismos afirmaban que la búsqueda de placer por parte de todo comensal es un hecho que debe ser muy tenido en cuenta por los médicos.

Solo es necesario ver cómo el uso del AOVE –ingrediente de vital importancia tanto para los grandes chefs como para los médicos y los especialistas en nutrición- ha trascendido desde la Antigua Grecia hacia todo el mundo, puesto que no solo se encuentra presente en la dieta mediterránea, sino también en toda dieta saludable de cualquier región del globo.