Reutilizar el aceite usado no es solo una forma de reducir la contaminación ambiental, sino que es una forma de dar valor añadido a un subproducto.

Existen numerosas formas de transformar el AOVE en diferentes productos, entre los que destacan los productos cosméticos, los de limpieza y los combustibles.

Además, es posible llevar a cabo este proceso de transformación del AOVE en el propio hogar, con lo que el resultado es doblemente satisfactorio.

Entre los procesos que se pueden llevar a cabo a nivel casero, el más conocido y el más sencillo de realizar es la fabricación de jabón. Basta con acudir a los principios fundamentales de la química para recordar una de las reacciones básicas: la saponificación. En la reacción de saponificación, los ácido grasos se trasforma en jabón, en presencia de un hidróxido.

Teniendo en cuenta que los ácidos grasos son los principales componentes del aceite, bastará añadir un hidróxido, típicamente sosa cáustica, al AOVE usado y filtrado para conseguir jabón.

La fabricación de jabón para lavar ropa a mano o detergentes de lavadora resulta sencilla y muy eficaz. Las diferencias fundamentales entre unos productos y otros se basa en las proporciones de los productos que se utilizan, básicamente en la cantidad de agua.

Así, para fabricar detergente líquido se pueden usar las siguientes proporciones: 1 litro de aceite usado, 200 g de sosa cáustica y 13 litros de agua.

El proceso de fabricación es muy sencillo, pues basta con mezclar los ingredientes, inicialmente solo dos litros de agua. Se revuelve durante 20 minutos y se deja la mezcla reposar. Observaremos que la mezcla va espesando, con la formación del jabón, con lo que vamos añadiendo poco a poco el agua tibia y removiendo cada cierto tiempo, hasta conseguir la liquidez deseada. Se necesita un plazo de unos dos días.

Este producto se puede aromatizar añadiendo esencias, suavizante o detergente en polvo y se puede utilizar en la lavadora.

En otro ámbito totalmente diferente se encuentra el biodiésel. Este es un combustible que ya se está aplicando en la vida real para el funcionamiento de motores diésel. Su principal ventaja es que se puede utilizar sin ninguna transformación del motor.

El biodiésel se puede fabricar a partir de AOVE usado, al que le hay que añadir un alcohol, generalmente se utiliza metanol, y un catalizador para activar el proceso.  La fabricación de biodiésel es un proceso industrial cada vez más extendido. La mayor parte de los aceites recogidos en los contenedores urbanos están destinados a este uso industrial.

Por ello, colaborar en el reciclado es una opción personal muy recomendable, pues el biodiésel es un combustible renovable y que no contamina la atmósfera.

Como vemos, la vida del AOVE no solo vive en nuestras cocinas, sino que su vida se puede prolongar en muchos aspectos, ya sea en jabón dermatológico, como en detergente o (en ámbito industrial) en combustible.