Sajida, Zahia, Insaf y Verónica viven en Kafr Manda (Galilea, Norte de Israel) y participan en la asociación Sindyanna. Junto a un centenar de otras mujeres, cada una con su lengua y cultura propias, viven cultivando la tierra: la base de una vida en común.

Han superado la desconfianza y se han convertido en amigas, compañeras, socias, personas de cambio que ofrecen puentes entre las diferentes culturas de Galilea. Esta es la base del artículo aceite de oliva por la Paz.

Aceite de oliva por la paz, la unión de los pueblos

Su rutina diaria está repleta de actividades. Aprovechando que los niños están en la escuela, acuden al centro todos los días,  abren la tienda y atienden a clientes, recolectan los distintos productos del campo, tienen reuniones entre ellas para garantizar el correcto funcionamiento del lugar… Y lo más importante: comparten todo tipo de conocimiento, ya sea en cuanto a cultivar el campo, a idiomas o a cocinar.

«Queremos ser el eslabón perdido entre Judios y árabes«, dice Roni Ben Efrat, uno de los fundadores de Sindyanna. «Hemos combinado nuestros recursos con el propósito de ayudar, debido a que la comunidad árabe es discriminada, en el 43% de los casos, bajo la línea de la pobreza, y a menudo sufren la falta de acceso al crédito, la tierra, y la educación«.

Aceite de oliva por la paz, ejemplo de negocio.

Son todo un  ejemplo de «negocio para la paz«. Su andadura comenzó hace 20 años, cuando intentaban salvar los olivares expropiados a los agricultores árabes que vivían entre Nazaret y Caná. Comenzaron a cultivar productos que se adaptan perfectamente a la tierra, y consiguieron que cientos de familias se involucraran en el proyecto. Como resultado obtuvieron un aceite de oliva producido por judíos y árabes  que acumula premios internacionales.

Poco a poco se formó la ONG Sindyanna. En ella sus participantes tejen cestas para recolectar, embotellan aceite, producen miel, especias, almendras, trabajan con madera, lana y otras materias primas. En sus oficinas y pasillos se gestionan la cocina, los visitantes y el marketing de sitios web.

Bajo el mismo nombre de la ONG, la marca Sindyanna vende los productos en mercados locales, a hoteles, a empresas de cosméticos y en 35 franquicias de tiendas de comercio justo de todo el mundo. Entre sus cajas podremos encontrar cuatro variedades de aceite de oliva, miel, jabones, jarabes, cestas o artesanías.

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Pero lo más importante es que el centro se involucra en todos los aspectos de la vida de las afectadas. Las mujeres pertenecientes a la asociación aprenden idiomas, gestión de negocios, leyes locales e internacionales, economía, servicios sociales y técnicas de producción.

«Brindamos oportunidades a las mujeres, porque no sólo sufren discriminación por motivos étnicos, sino también por su sexo. Habitualmente dedican su vida a garantizar la salud y la educación de su familia, dejando a un lado la suya propia. Su fortalecimiento sirve para fortalecer a toda la sociedad árabe. Y además obtienen un beneficio económico directo por ello: reciben un alto porcentaje de todo lo que producen y se vende

Mientras los políticos siguen con sus disputas, dudas y diferencias, las mujeres de aquella región parecen haber tomado las riendas y ponen soluciones de forma constructiva. Suponen todo un ejemplo para el mundo, y es que la producción de aceite nunca había tenido tanto sentido que cuando se produce aceite de oliva por la paz.