Desde la década de los cincuenta del siglo pasado, diferentes estudios científicos han demostrado que la dieta mediterránea es una de las más beneficiosas para la salud.

Se trata de un modelo de alimentación basado en verduras, hortalizas, frutas, cereales, lácteos, pescado, frutos secos y aceite de oliva. Según diversas investigaciones, la dieta mediterránea ha influido en que en los países mediterráneos la incidencia de enfermedades coronarias y del cáncer fuera menor que en el norte de Europa.

La dieta mediterránea podría llegar a reducir hasta en un 30% el riesgo de enfermedad cardiovascular

Esto quedó demostrado en el estudio Predimed, realizado en 2013, en el que se afirmó que la dieta mediterránea, suplementada con frutos secos y aceite de oliva, puede reducir hasta en un 30% el riesgo de enfermedad cardiovascular. Además, esta dieta aporta otros muchos beneficios para la salud, ya que previene la obesidad, la diabetes, el deterioro cognitivo y enfermedades cerebrovasculares.

¿Por qué esta dieta es la mejor para la salud? Las razones son varias:

  • El aceite de oliva. Al usar el aceite de oliva como principal grasa, puedes disfrutar de sus propiedades saludables. Como la vitamina E, los betacarotenos y los ácidos grasos monoinsaturados, que le confieren propiedades cardioprotectoras. Además, el aceite de oliva aporta muchos antioxidantes, que protegerían al organismo de enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. A ello se une que el aceite de oliva podría ayudar a combatir el estreñimiento. Tal y como asegura la Fundación Española de Aparato Digestivo, es la grasa más saludable. El mejor modo de aprovechar sus propiedades es en crudo, aunque también es la mejor grasa para cocinar los alimentos.

  • Alimentos de origen vegetal. Verduras, hortalizas y frutas son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra de la dieta mediterránea. Además, también tienen antioxidantes.

  • Pan, pasta, arroz… al ser ricos en carbohidratos, aportan la energía necesaria para las actividades diarias.

  • Lácteos. Son una buena fuente de proteínas de alto valor biológico, minerales como el calcio y el fósforo, y vitaminas.

  • Moderación en los productos cárnicos. Aunque las carnes contienen proteínas y hierro, su consumo excesivo no es bueno para la salud.
  • El pescado azul cuenta con propiedades protectoras frente a enfermedades cardiovasculares. Aporta proteínas de muy buena calidad, grasas, vitaminas y minerales.

  • Fruta fresca. Es un alimento muy nutritivo y además nos aporta agua. Es una buena alternativa como tentempié frente a los dulces.

  • Agua y vino. El agua es fundamental en la dieta mediterránea, al igual que el vino, que tiene efectos beneficiosos para la salud, tomándolo con moderación.

  • Actividad física. Aunque no entra dentro de los beneficios de la dieta mediterránea, es cierto que practicar alguna actividad física, adaptada a nuestras capacidades, puede ser un complemento perfecto para conservar la buena salud y puede potenciar los beneficios de esta dieta tan completa.

Dieta mediterránea para luchar contra costumbres alimentarias poco saludables

Es importante recordar todos los beneficios de la dieta mediterránea para luchar contra la influencia de nuevos hábitos y costumbres alimentarias poco saludables, como los alimentos procesados. Enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes son algunas de las dolencias que podrían aparecer si se abandona este modelo alimenticio.