Aunque quizá algunos ya lo sepáis, es necesario aclarar un asunto muy importante sobre uno de nuestros ingredientes favoritos a la hora de cocinar. El aceite de oliva virgen extra es un pilar de la dieta mediterránea y sus numerosos beneficios para la salud son ampliamente conocidos.

Es rico en ácido graso monosaturado Omega 9 y ya habría sido demostrada su capacidad para regular el nivel de colesterol y la tensión arterial, disminuiría el riesgo de diabetes, la demencia senil, el cáncer y, en general, contribuiría a la longevidad. Está confirmado, el AOVE es extremadamente saludable cuando es utilizado apropiadamente.

¿Cómo utilizarlo adecuadamente y disfrutar de todas sus cualidades? Regla de oro: no deje humear el aceite al freír. Generalmente se piensa que mientras más caliente, mejor será la fritura. No obstante, al superar determinadas temperaturas el aceite se deteriora y genera toxinas. El problema de sobrepasar el punto de humeo es el siguiente: cuando un aceite humea significa que ha comenzado a descomponerse y que los antioxidantes han sido reemplazados por radicales libres que dañan las células y son potencialmente cancerígenos. El humo también representa un riesgo para la salud y, por lo tanto, no debe ser inhalado.

Con esto no debemos entrar en pánico o pensar que lo más saludable será evitar todo tipo de fritura por el resto de nuestros días. Es necesario ser conscientes de que casi todo (inclusive el agua) puede ser tóxico en determinadas circunstancias. Al momento de calentar los alimentos desencadenamos un proceso en que se destrozan enzimas, se desnaturalizan proteínas, se caramelizan azúcares y se reduce el agua. Sin embargo, cocinamos los alimentos justamente porque queremos que eso ocurra, ya que de este modo se realza el sabor y los hace más digeribles.

Quizás os estaréis preguntando ¿Entonces qué es necesario tener en cuenta a la hora de calentar aceite de oliva? Pues bien, es esencial evitar el punto de humeo, es decir, el momento en el cual comienza a echar humo. Los distintos tipos de aceites humean a diferentes temperaturas. En el caso particular del aceite de oliva, el punto de humeo se encuentra en lo más bajo del espectro, entre 180°C y 200° C, mientras que para el de girasol o el de soja este punto oscila entre los 230°C y los 260°C. En segundo lugar, es preferible utilizar AOVE de alta calidad como por ejemplo nuestros 5 Elementos, puesto que poseen un alto contenido de oxidantes naturales (polifenoles) que ayudan a resistir el proceso de oxidación al que se lo somete cuando es calentado. De hecho, varios estudios muestran que el AOVE produce notablemente menos toxinas que los aceites polisaturados cuando son sometidos al calor y en una cantidad controlable para nuestro cuerpo. En consecuencia, es idóneo para las frituras. Por último, no lo exponga a largos tiempos de cocción e intente reutilizarlo la menor cantidad de veces posible.

El AOVE es una fuente de cuantiosas y valiosas propiedades, saber utilizarlo de forma correcta le permitirá aprovecharlas al máximo.